miércoles, 29 de mayo de 2013

La mujer de mi vida.

Ella es única, incomparable, preciosa. Es la única que me hace feliz. Es la mujer que quiero ver cogiendo en brazos a mis hijos y amamantándolos... Ella es perfecta.

La única mujer que me escucha, comprende y quiere como a su vida. Me encanta protegerla entre mis brazos, darle calor, me encanta oír lo que dice, escuchar todo lo que suelta por su boca, que es tan perfecta como ella, el perfume de su cuerpo, su pelo con ese tacto musical, su cuello largo que me lleva hasta su cabeza, donde cada pensamiento roto se intenta arreglar hasta volver a su estado natural. Su espalda es sobrenatural, suena y huele a paz.

Me encanta recorrer su cuerpo en el silencio de la noche, mientras nadie más nos oye. Y ese sonido tan celestial que ella hace cuando la toco es insuperable. Me siento un ser sobrenatural cuando consigo que haga esos sonidos. A ella le gusta ver cómo le acaricio el pelo suavemente y ella me deja exhausto con su angelical sonido.

Ella no es una mujer cualquiera, solo en mis brazos quiere estar, nunca dejaré que otras manos intenten tocarla, la protejo entre mis brazos como si fuese una princesa. Ella es diferente a todas, ella desprende amor por cada uno de los centímetros de su piel. Ella es la única dueña de mi pensamiento, la que cura mis heridas, la que lo sabe todo de mí mejor que yo, la mujer con la que me desahogo y siento lo que significa amor. Nunca había sentido lo que es el amor, nunca creí en estas cosas, pero con ella todo ha cambiado, ahora sé lo que es amar. Y es que como mi guitarra, no hay nadie.

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